Nací como un pingüino y milagrosamente logré humanizarme.
El problema fue que el señor de la torre mágica que me crio odia a Suin.
Huí porque tenía miedo de que descubrieran mi identidad como Suin...
De alguna manera, un autoproclamado amante de los pingüinos descubrió mi identidad.
La orca Suin, Suradel.
Me miró con un movimiento brusco de su cabello. Los brillantes ojos rojos se estaban oscureciendo.
"Ja... Tus ojos locos, son los mejores".
No son ojos, es solo pelaje blanco.
"¿Puedo tocar tu barriga?" ¿
Puedes? Cuando dijo que quería tocar mi preciosa barriga, me enojé y lo picoteé con mi pico...
Curiosamente, tenía una expresión algo abrumada en su rostro.
"Oh, Dios mío. ¿Acabas de besarme?"
... Creo que me equivoqué. Me atrapó un loco, no un amante de los pingüinos.
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