Tengo un compañero. Un compañero nocturno, al que solo veo por la noche. No sé cómo se llama, ni su edad, ni sus datos de contacto. Lo único que sé es que tiene un rostro esculpido y atractivo, y una mirada intensa que me deja completamente inmovilizada. Solo sus movimientos feroces, que me llevaron a placeres que nunca antes había conocido. Un día, un mes después de comenzar mi relación con mi amigo nocturno, lo vi por casualidad en mi lugar de trabajo.