El primer día de apertura del hospital de animales, tuvimos un paciente de emergencia y, afortunadamente, el tratamiento se completó sin ningún problema… “Me dolió mucho, ¿verdad? Lo hiciste bien, Mong”. “Realmente no necesito decir nada. “Pero Santo, ¿puedes oírme?” Yo era un veterinario común y corriente hasta ayer… pero supongo que empecé a escuchar a los animales!! ¡¿¿por qué??!. Sigue esta divertida y emotiva serie